Hace unos tres años nos entusiasmamos con la idea de hacer un jardín de rocalla.
A modo de prueba escogimos unos cactus más o menos grandes y los que nos parecieron más resistentes (y por si acaso, los que además tenía repetidos

)
Los colocamos por un buen tiempo a la intemperie para que se fueran aclimatando, preparamos un sustrato bien poroso y diseñamos el jardín en pendiente como habíamos visto que recomiendan para asegurar un buen drenaje ...
También plantamos unos cuantos cactus autóctonos (Stenocereus y Acanthocereus) y algunas Opuntias que se supone que lo aguantan todo...
Al principio parecía que toda iba bien: el grusonii se puso bonito

y el Ferocactus glaucescens hasta floreció , cosa que jamás había ocurrido.
Aguantaron muy bien la primera temporada de lluvias y pensamos que habíamos ganado la partida

, pero el año pasado todas las plantas empezaron a estancarse y para completar este año llovió demasiado : todo comenzó a deteriorarse a pasos agigantados

.
Así que tiré la toalla

, y en estos días decidí sacar las plantas que estaban en peor estado:
Les lavé muy bien las raíces que estaban todas enmarañadas con las raíces del árbol de mango vecino, que ni tonto ni perezoso invadió todo el sustrato de lujo que habíamos preparado (sospechamos que él es uno de los grandes culpables del fracaso

...)
Les dí un buen baño de fungicida
Y es que nadie se salva de los hongos
Ni la inmortal Mammillaria prolífera
Ni lo que fue un hermoso Echinopsis todo amacollado
Ni un pobre Acanthocereus que nunca llegó a treparse de ese tronco

:
Ni siquiera las valientes Opuntias: todas están enfermas y estancadas en su crecimiento...
Y como cuando no es una cosa es otra

si algo sobrevive, corre el riesgo de que se lo almuerce la tortuga (Rita) que tiene su cueva en el vecindario (con piscina incluída

)
Aquí un resto del banquete:
La rocalla está rodeada por una grandes piedras pero cuando a Rita se le antoja algo, no hay barrera que la detenga: hoy se metió en el lluviadero y me descabezó una Pereskiopsis
En las ruinas de la rocalla quedan algunas cosas que sí están a sus anchas: Agaves, Aloes, unos Melocactus una Mammillaria compressa y algunos Cereus locales (de Brasil):
Una vez se hayan recuperado las plantas rescatadas las colocaremos allí otra vez pero esta vez en macetas que disimularemos entre rocas, de manera de poder ponerlas a buen resguardo cuando llueva demasiado e incluso poder rotarlas con otras en caso de que se vengan a menos...
Y es que cuando la naturaleza se opone es difícil luchar contra ella...
Saludos
