Este hijuelo de Matucana paucicostata me lo regaló Vicent durante nuestra visita a su invernadero en el pasado mes de Mayo...

A pesar de lo mal que me quedó la foto



No se le ocurrió mejor idea que disponerse a florecer justo en los días en que iba a ausentarme de casa.

Como no me podía perder esa primera flor inventé un artilugio para que no se dañara el capullo, la metí en un bolsillo lateral de mi maletín y me la llevé conmigo de viaje.
No les cuento la cara que pusieron mis hijas cuando me vieron sacarla del maletín...



Valió la pena ¿no?
Saludos
