USO Y MANEJO DE CACTÁCEAS COLUMNARES MESOAMERICANAS

Conversaciones sobre plantas Suculentas y cactáceas.
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Adriana
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USO Y MANEJO DE CACTÁCEAS COLUMNARES MESOAMERICANAS

Mensaje por Adriana »

Hola
Me encontre este trabajo de Alejandro Casas sobre la importancia de las cactaceas en la cultura mexicana:

Las cactaceas columnares incluyen alrededor de 170 especies, de las cuales 80 se encuentran en México (Bravo-Hollis, 1978; Valiente-Banuet et al., en prensa). Estas plantas son componentes principales de los bosques tropicales caducifolios y matorrales xerófilos de las zonas áridas y semiáridas, que cubren cerca de dos tercios del territorio nacional.
Los arqueólogos han revelado que, junto con varias especies de Opuntia y biznagas, las cactáceas columnares fueron algunos de los principales recursos utilizados por los humanos durante la prehistoria de Mesoamérica. Smith (1967) encontró restos de nueve especies de cactos en excavaciones de cuevas del Valle de Tehuacán, de las cuales seis eran cactáceas columnares. Callen (1967), por su parte, encontró que en coprolitos huma-nos de la fase El Riego (8 500-7 000 años A.P.), los restos de cactos (Opuntia, cactáceas columnares y otras cactáceas no identificadas) fueron parte de la dieta de comida silvestre, junto con semillas de Setaria spp., raíces de pochote (Ceiba parvifolia), hojas de maguey (Agave spp.) y carne. En la fase Coxcatlán (7 000-5 500 años A.P.), los restos de tejido de tallos y frutos de Opuntia y cactáceas columnares fueron materiales igualmente dominantes. Los restos de las fases Abejas, Ajalpan, Santa María, Palo Blanco y Venta Salada (5 500-460 años A.P.), sugieren que el consumo de tejido de tallo, frutos y semillas de cactáceas columnares fueron más importantes que los de Opuntia.
La importancia de las cactáceas columnares en la historia de las culturas mesoamericanas puede apreciarse en la Historia Natural y General de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, el Códice De la Cruz-Badiano, el Códice Florentino, los libros de Francisco Hernández y las Relaciones Geográficas del Siglo XVI. En el siglo XVI, Fernández de Oviedo y Fray Bernardino de Sahagún describieron cómo la cosecha de frutos de Opuntia spp. y de cactáceas columnares era crucial para la subsistencia de algunos pueblos precolombinos y aun después de la Conquista. Algunos pueblos indígenas de la costa del Golfo de México migraban durante el verano a las tierras altas del altiplano en busca de frutos de Opuntia. En esa región la gente permanecía durante dos meses, migrando de sitio en sitio consumiendo los frutos. En los siglos XVIII y XIX, Miguel Barco y Francisco Javier Clavijero mencionaron que la de pitayas era la "principal cosecha de los indios" en Baja California, todas ellas provenientes de poblaciones silvestres de Stenocereus turberi, S. gummosus, Lophocereus schotii y Pachycereus pringlei.
De acuerdo con Bravo-Hollis (1978) y Bravo-Hollis y Sánchez-Mejorada (1991), en la región mesoamericana de México se han registrado alrededor de 420 especies de cactáceas, de las cuales 118, según han documentado los estudios etnobotánicos, son utilizadas por los pueblos indígenas de la región y, entre éstas, 45 especies son cactáceas columnares (cuadro 2). De ellas, 22 especies son gigantes, de hasta 15 m de alto, con un crecimiento vegetativo lento, que alcanzan la floración después de varias décadas de haber germinado sus semillas, no presentan propagación vegetativa ni son cultivadas (Casas et al., 1999). No obstante, 23 especies son relativamente más pequeñas (de 2 a 8 m de alto), crecen más rápido y la mayoría de ellas presenta propagación vegetativa; florecen después de 6 a 8 años de haber germinado y de 2 a 4 años después de haber sido propagadas vegetativamente. De entre estas últimas especies, 12 son cultivadas.

Los frutos de todas las cactáceas columnares son comestibles. No obstante, algunas especies tienen "frutos de buena calidad", jugosos y de sabor dulce o agridulce (cuadro 2), mientras que otras tienen "frutos de calidad regular", las cuales se cosechan sólo ocasionalmente debido a que presentan espinas largas y/o abundantes, y/o a que tienen sabor no muy agradable (agrio o insípido) y/o a que son difíciles de obtener debido a que las poblaciones o individuos son escasos o a que se dificulta su cosecha. Otras tienen "frutos de mala calidad", debido a que carecen de una pulpa jugosa y rara vez son consumidos. Los frutos en general se consumen frescos, pero algunos se utilizan para preparar aguas, mermeladas y helados. De S. stellatus y P. chichipe se ha registrado la elaboración de frutos "pasados", dejándolos secar al sol (Casas et al., 1997 y Carmona, 2001). Con los de P. chichipe se prepara mole (Carmona, 2001).
Los tallos y los frutos de todas las especies son utilizados como forraje. Con este fin, los pastores cortan ramas y en ocasiones quitan las aréolas con el machete. También suelen recolectar frutos o sus cáscaras para dárselas directamente al ganado o para preparar ensilados. Con los frutos de algunas especies se prepara una bebida fermentada conocida como nochoctli o colonche, a manera de pulque o vino. Las semillas de algunas especies se consumen separadas de la pulpa. Se secan, se asan y muelen para preparar una pasta comestible a manera de mantequilla o bien para preparar salsas.
Los botones florales de varias especies también son comestibles. Generalmente se preparan hervidos y fritos con huevo o encurtidos con vinagre, cebolla y orégano. Los tallos tiernos de algunas especies también son comestibles. Generalmente se quitan las espinas y se hacen cortes longitudinales a la rama con el fin de eliminar la porción medular. Las tiras de tejido fotosintético pueden hervirse o asarse y de esa forma la cutícula puede eliminarse con facilidad. Se consumen guisadas o encurtidas con vinagre. La madera de varias especies de cactáceas columnares gigantes se utiliza comúnmente en la construcción de techos y cercas de las casas campesinas tradicionales. Algunas especies se utilizan como cercas vivas y como bordos de contención en terrazas (Casas et al., 1997, 1999). Los tallos secos de algunas especies se utilizan como leña para calentar y preparar alimentos, y los de Polaskia chichipe, P. chende y Stenocereus stellatus se usan en hornos para la manufactura de cerámica tradicional.
La recolección de productos útiles en poblaciones silvestres de todas las especies es una práctica común. En general, la recolección de frutos ocurre de manera selectiva; la gente prefiere los frutos de las especies o de las variantes de una especie que tienen pulpa jugosa, mayor tamaño, en ocasiones los frutos más dulces, en otras los más ácidos, dependiendo del destino del producto (para elaborar mermeladas se prefieren los agrios). En ocasiones los frutos con cáscara delgada (para consumo directo) o los de cáscara gruesa (si se piensa comercializarlos, ya que la cáscara gruesa es más resistente a la pudrición) (Casas et al., 1997). Sin embargo, es posible observar otro tipo de interacciones en algunas de las especies. Por ejemplo, las poblaciones silvestres de 19 especies son sujetas a formas de manejo in situ (cuadro 2). Por medio de este manejo, los campesinos dejan en pie algunos individuos cuando talan la vegetación y en ocasiones también promueven su abundancia por medio de propagación vegetativa. En el caso de Polaskia spp. y Escontria chiotilla, la plantación de ramas, aunque no imposible, es rara, pues la propagación vegetativa es menos exitosa que en los casos de Stenocereus. Más bien, la gente practica el transplante de individuos jóvenes (de entre 20 y 30 cm) con el fin de optimizar el uso del espacio abierto con fines agrícolas (Arellano, 2001; Carmona, 2001). Debido a que los individuos así tolerados compiten por espacio con las plantas cultivadas, la gente selecciona cuáles especies son las mejores para tolerarse, de acuerdo con su utilidad, así como cuáles individuos son los mejores, de acuerdo con la calidad de sus frutos. La gente prefiere dejar en pie los individuos con frutos relativamente más grandes, con sabor más dulce, con cáscara delgada y con pocas espinas. Finalmente, 12 especies son cultivadas en las huertas y solares, principalmente por medio de propagación vegetativa. La gente selecciona los fenotipos deseables tanto en poblaciones silvestres como en individuos previamente cultivados, corta sus ramas y las planta en el sitio conveniente. En los casos de Stenocereus stellatus, S. pruinosus y Pachycereus hollianus, generalmente se cortan ramas de entre 1 y 1.5 m; en los casos de Polaskia chende, P. chichipe, Escontria chiotilla y Myrtillocactus schenkii se cortan brazos completos desde la articulación, de 40 cm o más. Estas ramas se dejan secar al sol durante dos semanas con el fin de prevenir infecciones en el área de corte; posteriormente se plantan en hoyos en los cuales se ha depositado previamente estiércol de cabra. La plantación se lleva a cabo a finales de abril y principios de mayo, unas cuantas semanas antes del periodo lluvioso. Los individuos que se encuentran en las huertas también pueden derivarse de plántulas toleradas por los campesinos, las cuales se establecieron en las huertas a partir de semillas dispersadas por medio de excretas de aves, murciélagos o humanos o a partir del transplante de individuos jóvenes, los cuales aportan nueva variación genética junto con las plántulas que se establecen y se toleran. Debido a que la gente no reconoce las diferentes variantes de frutos con base en características vegetativas, la decisión de eliminar o dejar en pie los individuos establecidos por esta vía se toma después de que los individuos producen frutos por primera vez (véase Casas et al., 1997, 1999).

Las cactáceas columnares no sólo constituyen especies clave en las comunidades bióticas de las zonas áridas y semiáridas, sino que además son recursos de un considerable potencial económico. Hoy día, cientos de comunidades rurales las utilizan para satisfacer sus necesidades de subsistencia y comercializan sus productos a escala local o regional. Sin embargo, algunas especies podrían tener importancia en mercados internacionales y su comercialización contribuiría a beneficiar la economía campesina. Ante tal perspectiva, el estudio y conservación de los recursos genéticos de estas plantas es una prioridad para el país.



Cuadro 1. Cactáceas columnares mesoamericanas.
Usos: 1 = frutos comestibles (*calidad regular, **buena calidad); 2 = forraje; 3 = bebida alcohólica; 4 = semillas comestibles; 5 = tallos y flores comestibles; 6 = construcción; 7 = cercas vivas; 8 = medicina; 9 = ornamental;
10 = adhesivos; 11 = leña.
Estatus cultural: s = silvestre recolectada; m = manejada in situ; c = cultivada.
Especies Usos Estatus cultural

Backebergia militaris 1, 2 s
Cephalocereus apicicephalium 1, 2 s
C. chrysacanthus 1*, 2 s
C. collinsii 1*, 2 s
C. columna-trajani 1*, 2, 6 s
C. guerreronis 1, 2 s
C. nizandensis 1, 2 s
C. palmeri var. Sartorianus 1*, 2 s
C. purpusii 1, 2 s
C. quadricentralis 1, 2 s
C. senilis 9 s, c
C. totolapensis 1, 2 s
Escontria chiotilla 1**, 2, 3, 4, 5, 7, 11 s, m
Mitrocereus fulviceps 1*, 2, 6 s
Myrtillocactus geometrizans 1**, 2, 3, 5, 7 s, m
M. schenkii 1**, 2, 3, 5, 7 s, m, c
Neobuxbaumia macrocephala 1, 2, 6 s
N. mezcalaensis 1**, 2, 4, 5, 6 s
N. multiareolata 1, 2 s
N. scoparia 1, 2 s
N. tetetzo 1**, 2, 4, 5, 6 s
Pachycereus grandis 1**, 2, 4 s
P. hollianus 1**, 2, 3, 4, 7 s, m, c
P. marginatus 1**, 2, 7, 8 s, m, c
P. pectin-aboriginum 1**, 2, 4, 6, 8, 11 s, m
Pachycereus weberi 1**, 2, 3, 4, 6, 11 s, m
Polaskia chende 1**, 2, 4, 7, 11 s, m
P. chichipe 1**, 2, 4, 7, 11 s, m, c
Stenocereus beneckei 1*, 2, 7 s
S. chacalapensis 1**, 2 s
S. chrysocarpus 1**, 2 s, m
S. eichlamii 1** s
S. fricii 1**, 2, 4, 7 s, m, c
S. montanus 1* s
S. pruinosus 1*, 2, 7, 11 s, m, c
S. queretaroensis 1**, 2, 7 s, m, c
S. quevedonis 1**, 2, 4, 7 s, m, c
S. stellatus 1**, 2, 3, 4, 5, 7, 11 s, m, c
S. standleyi 1**, 2, 4, 7 s, m, c
S. treleasei 1**, 2, 4, 7, 11 s, m, c


Saludos


.... en aquel islote, vieron la señal expuesta por Huitzillopochtli: un nopal y sobre éste un aguila devorando una serpiente (1345). Tenochtitlan: lugar del nopal sobre la piedra.
nelo

Mensaje por nelo »

Se agradece la reproducción del trabajo que me ha agradado mucho leer, a pesar de que los cactus columnares no son el objeto de mi afición ni estudio.No hace mucho puse unas fotografias del fruto de un Echinocereus, de dulce sabor y ya se comentó tambien que en Mexico se comen o se usan muchos frutillos de las Mammillarias.


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Adriana
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Mensaje por Adriana »

Hola
Asi es Nelo, no solo las cactaceas columnares son aprovechadas, también otros muchos generos, si es que no casi todos, bueno el principal es el ornamental, claro. Como tu ya mencionas el fruto de algunas Mammillarias, llamados comunmente "chilitos", se consumen como dulce pero solo en recolección personal, es decir no se comercializan. Lo que si se comercializan son los frutos de algunas especies de Ferocactus, que estaban a un precio algo caro, ya que es rara su venta y solo en pueblos y mercados muy especificos.
En el caso del Ferocactus histrix el tallo se prepara y se vende como fruta seca, lo llaman viznaga, tiene un sabor muy agradable, pero su comercio es un gran problema, ya que las plantas utilizadas son ejemplares grandes y robustos de 30 o mas años de edad, y en algunas zonas las poblaciones locales han desaparecido, porque para que un individuo joven alcance esa madurez necesita mucho tiempo.
Casi me atrevo a decir que el pueblo mexicano es el único de America ligado cultural, alimenticia y ornamentalmente a estas plantas.

Saludos


.... en aquel islote, vieron la señal expuesta por Huitzillopochtli: un nopal y sobre éste un aguila devorando una serpiente (1345). Tenochtitlan: lugar del nopal sobre la piedra.
Invitado

Mensaje por Invitado »

Tienes razón, aunque no hay mérito en ello. Es el único pueblo liogado a estas plantas, porque es el único pueblo que las posee y de donde proceden :D :D :D


Invitado

Mensaje por Invitado »

Hola invitado
En parte, pero por ejemplo especies del genero Opuntia las hay desde Canada hasta Argentina. En America hay dos centros de origen de la familia cactacea y por lo tanto en ricos en diversidad y endemismos, uno de ellos es México y el otro esta en sudamerica entre Peru y Bolivia.
Asi que disponibilidad del recurso otras civilizaciones tambien la han tenido, el porque no las usaron en la misma intensidad ¿?

Saludos


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Jorge S
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Mensaje por Jorge S »

Hola Adriana, gracias por este articulo, me ha parecido muy interesante :wink: :wink: :wink: :wink:


nelo

Mensaje por nelo »

Está claro que los mejicanos son los que mas los han aprovechado y puesto en su dieta, aunque creo (no estoy muy al tanto de ello) que en las culturas incas del Peru tambien incluyen algunas recetas y pócimas mágicas de cactus, pero si comparas el número de especies mexicanas con las estadounidenses, peruanas y bolivianas juntas, creo que aún salis vencedores :D :D


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Carpincho
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Mensaje por Carpincho »

Vuelve a ser un placer leer un artículo donde se ven reflejadas mis tres aficiones preferidas ( Cactus, Historia y Gastronomia)...si es que tendría que haber nacido en México!!

Saludos


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Adriana
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Mensaje por Adriana »

Hola
El comentario de arriba es mio, salio como invitado, quizás hubo un fallo en el envio.
Si claro, otras culturas como las del sur tambien usaron la flora que tenian a su alcance, y bueno aunque entre Peru y Bolivia reunen un buen número de las cactaceas de América del sur, México es un país privilegiado al reunir en su territorio el 52% de toda la riqueza de la familia
Bien Gonzalo, pues además de ornato te habrias de animar a hacer el uso gastronomico de las cactaceas. Sobre todo de Opuntia, es relativamente facil consumir cladodios tiernos :wink:, son ricos, y con muchas propiedades medicinales.
Que bueno que fue de su agrado el articulo.

Saludos


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regisjubae
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Mensaje por regisjubae »

Gracias Adriana.


estudiante
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Adriana
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Mensaje por Adriana »

regisjubae, no las des, es un placer aprender juntos.

Saludos


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