Las tienes ahí en un rincón pero no te fijas mucho en ellas: siempre hay otras más bonitas, más vistosas (o más de moda

Hasta que un día florecen y entonces te das cuenta de lo hermosas que son y que tienes una planta única (y rara) que muchos quisieran tener.

Es lo que me ha pasado con este Notocactus schumannianus v. nigrispinus que floreció esta semana por primera vez (lo tengo desde el 2007 y ni siquiera estaba segura de su identificación)
Saludos