Este pequeño pueblo no tiene ni 40 habitantes en invierno. Parece increíble que existan todavía lugares así. A mí me encanta, porque es ideal para olvidarse de la civilización y descansar rodeado de naturaleza.

Aquí un atardecer con molinos, propios de La Mancha donde se sitúa el pueblo, sin embargo estos molinos distan mucho de ser los de Don Quijote, ya que éstos si que son verdaderos gigantes. Tienen una altura tremenda. Son para obetener electricidad, bueno eso ya lo sabéis


Unos abejorros (Bombus sp.) contrastando su colorido con el de una flor azulona de cardo. Me encanta esta foto:


Una mariposa (Pandoriana pandora):

Había mogollón de insectos palo (Leptynia hispanica) por todas partes. El de la foto es la versión marrón clarito, aunque había también en marrón oscuro y en verde:



Mis hijos con insectos palo por la ropa:

Glubia dorsalis, un arácnido endémico del Sistema Ibérico, raro y enigmático. Es un insaciable y primitivo ser que pasa la vida buscando presas:


Este gigantesco renacuajo (como podréis observar en referencia a mi mano), se convierte en el sapo de espuelas Pelobates cultripes. Su nombre hace referencia a las puntiagudas prominencias negras que tiene en sus patas traseras:





Una salamandra llamada "gallipato" (Pleurodeles waltl), en la foto son renacuajos aún, pero en las charcas había adultos y renacuajos a centenares, como nunca:


Culebra de escalera (Elaphe scalaris) sorprendida por la noche en una de las aceras del pueblo. Medía más de un metro y medio:


Y para finalizar, mis hijos pasandoselo bomba con la paja del trigo:

Mis periquitos, Tuichi y Sandi en una de las ramas de mi cerezo:
